Yo que usted no me pusiera a leer esta nota antes de escuchar el disco. En todo caso, le recomiendo que imagine que estará dentro de un circuito cerrado, donde cada pulso corresponde a una sonoridad que permite que esta innovadora máquina llamada Groove Niño comience a funcionar. El disco Leche derramada, como su nombre lo indica, nace como un acto involuntario de creación, donde la generación de cada acto lúdico-musical resulta irreversible -de ahí su carácter consecutivo- que da como resultado una mezcla de sucesos, espacios y sonidos irrepetibles en su formula. Groove Niño, nos invita abiertamente a meditar en la intervención como forma de metamorfosis musical, donde cada gesto intencionado conlleva a la reestructuración de melodías, mantenidas en su esqueleto, pero alteradas en su discurso, todo moldeado antojadizamente por el talento creativo de este músico minimalista. Parece ser que Groove Niño y su Leche derramada se gestan desde la claridad frenética de un paraje incipiente, pero no menos explorado, dentro de éste músico electrónico, lo que hace que cada movimiento rememore autenticidad y lucidez. Pablo Zamora Cantillana